¿Cómo usar el poder de los Campos para generar responsabilidad social?

El espacio se está llenando con nuestro mensaje, los campos se propagan por toda la red.

Es hora del cambio. Invito a las personas a participar en la generación de un proyecto, que nos permita tomar conciencia acerca de las problemáticas sociales y ambientales. Ya no es posible ignorar, que el poder para cambiar la realidad está en nuestras manos. Debemos pensar ideas prácticas cuyo accionar se potencie, para mejorar la calidad de vida de las personas.
No se hacen distinciones culturales, políticas, raciales ni ideológicas. No a la fragmentación, si a la integración y cooperación.

Para comenzar a comprender un poco de qué se trata esto, se hará una breve introducción a la Teoría de Campos, la cual luego será abordada desde el punto de vista organizacional. Los siguientes fragmentos pertenecen a “El liderazgo y la nueva ciencia” de Margaret Wheatley.

En el espacio del mundo cuántico no existe un vacío solitario. En todas partes, hoy, el espacio es considerado como lleno de campos, estructuras invisibles, inmateriales, que son la sustancia básica del universo. No podemos ver estos campos, pero sí observamos sus efectos. Se han transformado en una idea útil para explicar la acción a distancia, para ayudarnos a entender por qué el cambio ocurre sin ejercer “empujones” a través del espacio.
Los primeros avances en la Teoría de Campos aparecieron porque científicos como Michael Faraday y James Maxwell eligieron concentrarse no en partículas específicas sino en el espacio. Intuitivamente percibieron que el espacio no estaba vacío. Faraday y Maxwell hicieron un cambio consciente de su visión, como cuando miramos desde cerca a objetos lejanos, y en ese cambio hallaron el camino hacia un universo de espacio activo y pujante. Fue un cambio importante de enfoque, mirar detrás de las pequeñas, discretas estructuras hacia un mundo invisible repleto de medios de comunicaciones.

El mundo cuántico es molesto y atractivo en más de una situación. Los campos como los describe el biólogo Rupert Sheldrake, son invisibles, intangibles, inaudibles, insípidos e inodoros (1981). Son inabordables mediante nuestros 5 sentidos; no obstante en nuestra teoría cuántica son tan reales como las partículas. Las cosas que vemos u observamos en experimentos, la manifestación de la materia como partículas, son un efecto secundario de los campos. Las partículas pueden aparecer existiendo, temporaria y brevemente, cuando dos campos se intersectan. En el punto de intersección, donde las energías se encuentran, aparecen las partículas. El hecho de que las partículas aparezcan y desaparezcan como actores de rápidos y constantes cambios, resulta de la interacción continua entre diferentes campos. Aun cuando pensábamos en las partículas como en los bloques constructivos de la materia, eran, en realidad con frecuencia transitorios, sólo breves momentos de encuentros registrados como material observable. Esto lleva a una situación enigmática. La realidad física no es sólo material. Los campos son considerados reales, pero son inmateriales.
La paradoja nos empuja hacia un territorio nuevo e importante, más alejado del pensamiento de la “cosa” o de un universo de partes unidas tenuemente por las fuerzas energéticas. En este cuadro mucho más rico del universo; en el mundo de los campos, existen potenciales de acción en todas partes y en cualquiera en que se encuentran dos campos.

Ahora bien, por qué es importante tomar conciencia de la Teoría de Campos y cómo influyen sobre el comportamiento de las personas. Su importancia radica en el hecho de que, si los campos pueden influir el comportamiento, entonces podrán organizar hechos separados, y tornarlos congruentes. Con una visión universal cuántica, existen nuevas posibilidades para el orden. El espacio organizacional puede ser llenado con la invisible geometría de campos, su presencia permite conectar acciones distintas y distantes. Además los campos una vez formados pueden continuar propagándose, continuar existiendo aun desaparecidos sus progenitores. Una vez creados se sostendrán por sí mismos, por lo tanto debemos ser muy cuidadosos en su creación. Si no nos hemos molestado en crear un campo de visión coherente y sincero, la gente encontrará otros, los que hemos creado sin proponérnoslo. Hay que recordar que el espacio nunca está vacío. Si no lo llenamos con mensajes coherentes, si decimos una cosa y hacemos otra, entonces crearemos una disonancia en el espacio mismo de la organización.

¿Cómo usar el poder de los Campos para generar responsabilidad social?
Este será el punto de partida, pensemos juntos de qué manera puede ser respondida esa pregunta.

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